ESCUADRA DEL ALFEREZ (2006)
"Una esquadra de negres, una esquadra especial"
Por Sergio Antolí
¿Que más se puede decir de una escuadra de negros que no se haya dicho ya? Dicen que todo está visto, que todo está escrito, pero no, de eso nada. Cada escuadra especial de negros conlleva unos meses, días y muchas horas de trabajo con el fin de que sea diferente a todas las precedentes, que guste, que atraiga a la gente, que nos demos cuenta los escuadreros que ha valido la pena todo este trabajo realizado durante tanto tiempo. Y créanme, valió la pena.
Esta escuadra de la cual me he sentido y aún me siento orgulloso de ser una parte de ella, se empezó a formar como tantas otras; una Asamblea, una lista, un número de orden y nombrar uno a uno a todos los miembros de la Filá que reúnan los requisitos exigidos según los estatutos internos y deseen formar parte de esos doce que la componen.
Cuando en mi Filá, la Filá Ligeros, se convocó la Junta Ordinaria, uno de los puntos del orden del día, además de otros, era la elección de la escuadra especial de negros del Alférez, cargo que ostentábamos este año fester, el año 2006. Llegó el día y el momento de abordar dicho punto. Unas pícaras miradas se cruzaron entre nosotros, unas miradas de complicidad, la de un grupo de amigos. Un grupo de amigos que trataba de hacer realidad un sueño, una fantasía, “fer una escuadra de negres”.
Poco a poco fueron nombrando uno a uno a todos los miembros “disponibles” de nuestra Filá, hasta que doce de ellos pronunciara un sí. Se iban oyendo nombres y nombres hasta que alguien dijo un fuerte sí y así sucesivamente. Doce eran los necesarios; doce eran ya. Posteriormente se nombraron unos cuantos reservas “por si las moscas”, y entre ellos me encontraba yo. El sueño de todos ellos ya empezaba poco a poco hacerse realidad, era el comienzo. Todo eran abrazos y felicitaciones.
Pasados unos días se nos citó, por parte de la Junta directiva a tres reservas para incorporarse a esta escuadra. Hubo tres bajas. En nuestra primera reunión elegimos el cabo batidor. Sin problemas, Ángel Baldó realizaría orgullosamente esa función. Posteriormente se iban sucediendo reuniones para concretar algunos detalles como la banda de música, sin problemas; la marxa, sin problemas, etc. El ambiente reinante era maravilloso. La verdad es que se discutió por “no discutir”. No se producía discusión alguna por parte de ninguno de nosotros durante los dos años que esta escuadra iba tomando cuerpo.
Y ¿del traje qué? Nos preguntábamos. Era el mayor reto. Hay que ver bocetos; dicho y hecho. Se vieron varios de ellos. Creíamos que ya todo estaba inventado, pero no, uno de ellos nos impactó. Tampoco hubo problemas para elegirlo; estábamos todos de acuerdo, los doce. Era espectacular por lo menos para todos nosotros ya que realmente era lo que buscábamos, impactar gratamente en la gente. Todo era perfecto, demasiado. Música, comidas mecheros, armas, traje, etc. Todo atado y bien atado.
Más adelante, en abril, en plenas fiestas de San Jorge del 2005 procedimos a sortear entre nosotros a la persona que nos representaría en la presentación del traje elegido. Como un sorteo cualquiera se procedió y se extrajo un nombre, Sergio Antolí, era el mío, mi nombre; yo tuve el honor de vestir por primera vez ese traje por completo. Todo maravilloso Amigos unidos haciendo realidad un sueño común. Se empezó a confeccionar el traje. José Moíña era el encargado de realizar la indumentaria que figuraba en el diseño bajo la supervisión de su creador Pablo Miró. El calzado era obra de Calzado Artesano Torres.
Llegó la fecha de la presentación; era un 19 de noviembre, en la sede de nuestra Filá. Todo preparado para ello: el traje, la maquilladora, todo preparado por el autor del diseño, que también se encargó de proporcionarnos la maquilladora, Fina. La preparación estuvo a cargo de nuestros queridos conserjes Toni y Mari que nos deleitaron con una soberana cena en la cual no faltaron manjares de origen árabe.
La puesta en escena del traje estuvo acompañada por una espesa niebla a través de la cual solamente se podía distinguir una silueta que iba caminando al son de unos tambores, hasta que unas luces empezaron a disparar a la figura que aparecía a la vista de los presentes como fotogramas hasta que pudo observar, por fin, con todo su esplendor.
Aplausos, abrazos, felicitaciones y lágrimas, por qué negarlo, lágrimas de emoción, piel de gallina, gritos. Reuniones por aquí, reuniones por allá; comidas por aquí, comidas por allá. El día 21 de enero hicimos partícipes a nuestra Filá de todas nuestras emociones y nuestra felicidad con la presentación de la escuadra al completo y dimos a conocer nuestra marxa elegida, “Aligeabà Spyros”. Y nos sentimos maravillosamente arropados por todos.
El día uno de abril, sábado, y como estaba estipulado fuimos todos nosotros a probarnos ya el traje completamente terminado y posteriormente llevárnoslo. Salvo unos pequeños flecos, los cuales se subsanaron sin más importancia, ya todos nosotros nos imaginábamos luciendo por las calles de nuestra ciudad esta maravillosa indumentaria.
La fecha esperada, el 22 de abril se va acercando. Los nervios van entrando en nosotros; se van apoderando lentamente de nuestros cuerpos, pero no importa. La piña formada por todos nosotros es mucho más fuerte que todo ello.
Imposible echar abajo toda la ilusión de estos doce amigos que durante 19 meses han estado luchando por una realidad que ya se estaba empezando a palpar. Nuestras mujeres están volcadas completamente con todos nosotros, han sido una ayuda constante para nosotros con su apoyo incondicional. Llegó el momento de elegir quién de nosotros sería el cabo de arrancá y salió elegido nuestro gran amigo Jordi Albors. El 17 de abril tuvo lugar nuestra primera entraeta. Nervios en todos nosotros ya que la climatología no acompañaba y al final se tuvo que suspender por una fuerte lluvia. El día 19 nuestra segunda entraeta. En ésta no llovió y pudimos recorrer todo el itinerario, desde la Font Redona hasta el Ayuntamiento.
Llega por fin el día 22 de abril. Mañana más o menos calurosa con algunas pequeñas nubes que en ningún momento tienen el carácter de amenazantes. Termina la entrada cristiana y estas pequeñas nubes empiezan a tener mal aspecto; el cielo empieza a cubrirse ante nuestros ojos.
Empezamos a comer, a reír, a realizar algún que otro brindis; pero en nuestras cabezas continúan las imágenes de esas nubes. Empieza a llover, cada vez más. Hay reunión de primers trons y cargos. El miedo se apodera de nuestros cuerpos. Aún así empezamos a maquillarnos y vestirnos para el acontecimiento. Se baraja la posibilidad de que la entrada mora se suspenda. No habían más fechas para aplazarla. Nuestros esfuerzos se iban al “carajo”. Por fin una respuesta, arranca la entrá. Empezamos bajo una fina lluvia en el “partidor” y terminamos con un verdadero aguacero al finalizar en al País Valencia. Curiosa y maravillosamente esta escuadra tuvo parte de su vida en una nuble y otra parte debajo de ella.
He de mencionar y agradecer a toda la gente espectadora, al Pueblo de Alcoy el trato tan impresionante y agradable que nos proporcionó a todos nosotros con esos aplausos y gritos de ánimos, aguantando bajo la lluvia.
Hay que reflexionar ante todo esto y decimos: nosotros hemos decidido salir por gusto y voluntad en una escuadra de negros y estamos profundamente agradecidos a toda esta gente que nos ha apoyado, aplaudido y animado a realizar este sueño bajo esta nefasta climatología, soportando el aguacero.
Dar las gracias a todos los miembros de la Filá ligeros por ese apoyo incondicional que hemos recibido, en especial a la Junta Directiva y, sobre todo, a nuestras esposas, mujeres y demás acompañantes que con la ayuda de ellos se pudo hacer realidad, todo.
Y por mi parte, el agradecimiento profundo a mis amigos y miembros de esta maravillosa escuadra, ya que sin ellos, y por otras causas, no hubiera podido hacer realidad mi gran sueño “fer una escuadra de negres”. Gracias a: José Daniel Llorens, Jorge Albors, Jorge Sancho, Roberto Gisbert, Miguel Jordá Angel Baldó, Juan Carlos Plá, Ricardo Pastor, Antonio Soler, Fermín Dolçá y Juan Vicente Mayor.
Os llevare siempre en el corazón AMIGOS. Un fuerte abrazo.
Sergio Antolí